viernes, 19 de noviembre de 2010

LA COMUNIDAD SE VA DESCOMPONIENDO

El lío:

Es que la comunidad del Barrio El Rosario, cada vez se va descomponiendo. Se va agotando, se va debilitando. Ya no hay esos lazos de cohesión que pudo haber existido hace 30 o 40 años, donde había movimientos juveniles y actividades deportivas y culturales. Nunca se compensó el trabajo hecho por la misma comunidad. El trabajo físico. La gente misma hizo su pavimentación, su alcantarillado. Y se presenta una cosa absurda que se encuentra en los recibos del acueducto: le cobran el alcantarillado, cuando la gente misma se metió la mano al bolsillo y aportó su trabajo.

Se exigieron los cambios en el alumbrado público, eso también ha sido proceso de renovación.

Pasa el puente de la calle 63 y por su puesto se requiere la oreja vial para conectar con la Avenida Quito. Ya no se necesita tumbar todo para tener la oreja, porque ya está funcionando. Las calles del barrio sirven para eso. Ya no tienen justificación para pedir una oreja y tumbar. Para hacer lo que han hecho en otras partes que es urbanizar las orejas, aquí ya está urbanizada.

A través de la acción comunal se han hecho unas cosas aceptables y otras muy mediocres. Pero ha sido el único ente representativo del barrio. Desafortunadamente en esas entidades comunitarias se apoltronan unas personas, durante muchos años, se vuelven vitalicios.

Por un lado no hay gente que quiera participar en esos procesos comunitarios, ya no le encuentran sentido. El barrio es un sitio de paso, de todo el mundo, tanto de los antiguos moradores como los nuevos moradores. Cada vez hay menos interés. No hay una intención de construir comunidad, de mantener comunidad.

Ese objetivo se pierde por la sencilla razón, que el proceso de modernización de la Ciudad Capital, el contexto en que se encuentra, durante las trasformaciones por movilidad, por el comercio, por el costo de la vivienda, todo esto hace que cambie.

Muchos de los antiguos moradores venden y venden a cualquier precio, o simplemente se van y arriendan, el barrio queda en manos de personas que están de paso, que no les interesa.

Se encuentran fácilmente casas abandonadas de unos 5 o 10 o más años, de gente que las dejó.

A los que le interesa es por que tiene unos interese más que comunitarios o comunales, intereses económicos que quieren hacer una inversión allí, comprarse algunas casas o casalotes, con el propósito de construir.

Ahora se vive un proceso de deterioro, de comunidad, de humanidad, de lo urbano.

Hay gente nueva, gente que llega desplazada por la violencia de la Costa, del Llano, del Pacífico, del Chocó y con el proceso de trasformación urbana que dejó el Transmilenio, el barrio El Rosario tomó otra dinámica. Y sigue llegando gente, porque encuentran un sector central, modesto y barato para vivir, es accesible a muchas partes y asequible al bolsillo de la personas.

Esa es la dinámica que ha tenido el barrio, El Rosario o La Culebrera.

Imagen tomada de:

lasviandasdelrey.blogspot.com

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